lunes, 14 de junio de 2010
Cuando volvía de mi clase de batería de todos los lunes me crucé a la vuelta de mi casa con Alejandro Oliva. Lo ví venir y empecé a sonreir y él se dio cuenta, entonces me miraba intentando darse cuenta si me conocía o no. Y cuando estaba justo por pasar a mi lado dije "Ale Oliva" y él se paró y yo le dije "Hice un curso de percusión con vos, hace... mil años" y él me saludó con un beso, y le dije señalando mis palillos, que estaba estudiando batería y que volvía de mi clase, y como me di cuenta de que nada de lo que pudiera decirle le interesaría en lo más mínimo, agregué: "Me encantó verte, chau" y me fui.
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1 comentario:
Hay que darse cuenta a tiempo. La incomodidad puede ser terrible.
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