miércoles, 18 de julio de 2012

Martes 17 de julio 2012

Levantarse. Desayunar. Recriminaciones cotidianas.
Fuimos caminando a una zapatería especializada en zapatos cómodos y caros. Mamá se compró un par y encargó otro. Yo me compré (me compraron en realidad) un par de sandalias blancas. Después fuimos en Metro hasta St-Lazare que es una estación de trenes, para comprar pasajes a algún lado que yo no quiero ir. Había mucha cola y había que esperar, así que mientras tanto la llamé a María que me había dicho que ya que estaba cerca la llamara para ir a visitarla pero no me contestó ni al teléfono fijo ni al móvil.
Tuve tiempo de ir al baño (que costaba   0,50), después comí una ensaladita de frutas mientras mamá seguía haciendo la cola para sacar sus pasajes.
Por fin se compraron sus pasajes a Chartres y a Lisieux, uno para este jueves y el otro para el martes próximo pero no me acuerdo cuál es para cada día.
Íbamos saliendo de la estación cuando nos agarró la fiebre consumista, a mí en un local de Sephora y a ellos en uno de artículos para cocinar, también conocido como "bazar".
Salimos con tres bolsas y nos sentamos a comer en un lado que no me acuerdo el nombre. Después papá se volvió al departamento con todo lo adquirido y mamá y yo nos fuimos caminando hasta la iglesia de la Madeleine pasando previamente por un local en donde vendían zapatos baratísimos y por otro en donde vendían camisas muy lindas, y en los dos me tuve que comprar algo.
En la iglesia de la Madeleine hay un órgano de tubos construído por el mismo señor que construyó el de la iglesia de St-Sulpice, y en un folletito dice que ese órgano fue tocado por Saint-Saëns, Fauré y no me acuerdo quién más. También dice que en esta iglesia se hicieron los funerales de Chopin que fueron multitudinarios. al igual que en St-Sulpice, compré una postal con una imagen del órgano.
De la Madeleine salimos caminando por la Rue Royale hasta la Place de la Concorde y cruzamos el Pont de la Concorde. Seguimos caminando hasta la estación Solferino de Metro y nos volvimos al departamento.
Llegamos y papá dormía, así que hicimos una merienda silenciosa hasta que lo llamamos a los gritos, y cuando se levantó fuimos todos al Monoprix a comprar algo para tomar y volvimos con tres bolsas, ¡no, cuatro! llenas de quesos, bebidas y algo de fiambre y un pan.
Cenamos, y a dormir.
Mañana quiero ir al Musée d'Orsay.

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