domingo, 15 de julio de 2012

Sábado 14 de julio 2012

¡Y llegamos a París! Después de nosecuántas horas de avión (horas eternas en las que uno se siente como en el cuento de la bella durmiente, entre el aburrimiento, el ruido constante, el bebé que llora, los adolescentes que se ríen a carcajadas y el sopor producido por el aire acondicionado) y una escala en Madrid.
Viajar un viernes 13 y que te toque la fila 17 no es de muy buen augurio pero esperemos que esta vez la yeta y la desgracia se neutralicen una a la otra.
París está nublado pero cada tanto sale el sol y nos saluda. A las 11 llegamos y dejamos las valijas en la bagaggerie porque el departamento no estaba listo hasta las 15 hs. Fuimos caminando hasta la Tour Eiffel que estaba llena de gente por todos lados, comimos un menú turístico y nos subimos a uno de esos barquitos que hacen un tour de una hora por el Sena y te van contando en tres idiomas lo que ves a la derecha y a la izquierda. Pero a mí me gustaban más los puentes que las orillas.
Y al final se hicieron las 15 y pudimos entrar al departamento… ah, no, no pudimos porque las llaves (las tarjetas magnéticas) que nos dieron no funcionaban, asi que fuimos a cambiarlas… tres veces fuimos a cambiarlas hasta que se dieron cuenta de que el problema no estaba en las llaves sino en la puerta, entonces estamos sin llaves y tenemos que pedirle a alguien del “front desk” que nos acompañe para abrirnos cada vez que entramos.
El departamento está en el piso 25 y tiene un ventanal hermoso desde donde se ve gran parte de Paris: la torre por supuesto, el Sena, y muchos otros edificios y casitas. A dos cuadras hay un mercadito y fui a comprar café, leche y algunas cositas más pero creo que me estafaron por no contar bien el vuelto y no pedir la factura.
A la tarde me dormí un rato y me desperté con un festival de frutas adquiridas por mamá y papá en una frutería acá a la vuelta; las cerezas gigantes y muy dulces, las frutillas rojísimas, los damascos jugosos, las uvas… ¡todo riquísimo! Esta noche esperamos disfrutar de los fuegos artificiales festejando el 14 de julio.
A las 23 empezó el show, y me di cuenta de que hasta los fuegos de artificio pueden cansar: 30 minutos de lucecitas y BOOMS son demasiado para cualquiera. La cantidad de pólvora fue impresionante y cuando terminó de explotar todo quedó una nube de humo flotando sobre la ciudad.
Me voy a dormir mirando la Tour Eiffel desde la cama.
Para mañana: St. Germain des Pres y después vemos.