sábado, 5 de enero de 2013

Jueves 3 de enero de 2013

Nos levantamos bien temprano mamá, papá y yo porque así teníamos tiempo de pelearnos por lo menos dos veces antes de que pasara el taxi a buscarnos para llevarnos a aeroparque. Llegamos e hicimos el check-in, ¡ah, no! eso lo habìamos hecho por internet, lo que hicimos fue despachar las tres valijas (que pesaban 12, 16 y 17 kg.) y después nos sentamos a tomar un té (yo, y con leche), y dos cortados para ellos, y a esperar las casi dos horas que faltaban para embarcar.
Por supuesto tuvimos que esperar más de veinte minutos para que nos atendieran y poder pedir el té, porque se ve que se notaba que teníamos tiempo de sobra. A los diez minutos de estar ahí sentados sin que nos atendieran papá le hizo un gesto a una camarera para que venga pero en vez de acercarse, ella le hizo así con la mano, como diciendo "espere un poco, si total le sobra el tiempo, qué se hace el apurado". Al final un mozo se apiadó y nos atendió.
Al rato seguíamos ahí sentados esperando, y así más tiempo hasta que se hizo la hora de embarcar. Embarcamos sin mayores inconvenientes más que algunos empujones de los maleducados que abundan por ahí. Mi asiento: 4C, los de ellos: 5K y 5L.
Por suerte en el avión no viaja un bebé llorón sino dos, así no nos aburrimos tanto y tenemos un poco de variación tímbrica y espacial: ora se escucha un lloriqueo desde adelante, ora nos taladra los tímpanos un aullido desde atrás.
Llegamos a Bariloche, retiramos las valijas, nos entregaron el vehículo pero... faltaba el permiso para pasarlo a Chile así que fuimos hasta una estación de servicio en Bariloche a cargar nafta y a encontrarnos con alguien que nos llevó el permiso hasta ahí.
Ya eran más de las dos de la tarde y yo quise ir a comer algo y como mis deseos son órdenes fuimos a comer algo a una parilla.
Comí un pedacito de carne con puré de calabaza, y un poquito de ensalada caprese y no se qué tenía la comida porque al ratito empecé a sentirme mal muy mal pero muy mal con un dolor de estómago que pensé que me iba a implosionar.
Paramos en una estación de servicio y después en otra para que yo pudiera hacer uso de los sanitarios, alguien me convidó un Dramamine pero yo seguía sintíéndome mal.
En la última estación de servicio le dijeron a papá que no iba a llegar a tiempo al paso inernacional, porque cerraba en menos de una hora y teníamos como una hora de viaje hasta ahí, entonces fuimos a pasar la noche a un hotel en Junin de los Andes. Ahí dormí y dormí y no se qué hicieron ellos.

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