sábado, 5 de enero de 2013

Viernes 4 de enero de 2013

Nos levantamos temprano, desayunamos y salimos rumbo al paso Mamuil Malal que está lleno de gente haciendo cola y llenando papelitos para poder pasar a Chile. Por el camino pasamos por el río Malleo, cruzamos dos puentes y casi todo el tiempo veíamos la cima del volcán Tromen o Lanín, no se sabe bien pero hubo discusiones al respecto.
Del lado argentino estuvimos en total entre esperas y trámites una hora, y del lado chileno un poco más.
Seguimos cruzando la Cordillera de los Andes, un Ande atrás de otro. En el camino cada tanto había carteles que decían "PRECAUCIÓN - OBSTÁCULOS EN EL CAMINO" y los obstáculos eran pehuenes o araucarias que habían quedado justo en el medio de la ruta, que es de ripio. Por fin llegamos a Pucón en donde almorzamos en un restaurante árabe y después me compré un par de botas. De ahí seguimos viaje y por fin llegamos a Valdivia. Encontrar el hotel fue muy fácil porque es el edificio más alto y pretencioso de toda Valdivia.
El Hotel Dreams es muy lujoso eh, tiene como cinco estrellas. Las habitaciones que nos tocaron son iguales, la 701 para mí y la 401 para ellos. Son enormes y tienen balcón y todo. El baño tiene bañera y duchas de esas que salen de la pared que no sé si son escocesas o qué. Como es todo vidriado se ve el río mientras uno se baña o se lava los dientes o lo que sea que haga en el baño.
Después de acomodarnos un poco salimos a dar una vuelta y a merendar en la confitería Entrelagos que está llena de gente como siempre.
Volvimos al hotel, miramos algunas vidrieras (¡los zapatos son baratísimos!) y después tomamos unos mates con mamá en el balcón de su habitación mirando al puente Pedro de Valdivia sobre el río Calle Calle, mientras papá dormitaba en un sillón. Lo dejamos a papá ahí descansando y nos fuimos con mamá a caminar por la costa del río. Por ahí muchas personas van caminando o trotando o en bici, y hay "estaciones de ejercicios" cada tanto, con distintos aparatos como escaladores y otros que no sé cómo se llaman.
A la vuelta de la caminata vimos que hay un restaurante en el hotel, Doña Ines Grill & Wine y decidimos ir a cenar ahí. A tal efecto, anoticiamos a papá, yo me cambié la ropa llena de tierra y cenamos ahí.
Cuando terminamos de cenar papá y yo dimos una vuelta por el Casino pero el ambiente era insoportable por un lado por el aire viciado y con olor a cigarrillo y por el otro por el show en vivo con el cual el cantante Cristóbal torturaba a los presentes. Ahí me enteré de que en unos días va a cantar ahí ¡el doble de Miguel Bosé! Lástima que me lo pierdo.
Nos fuimos a dormir y yo pedí que me llamaran a las 6.30 con la ilusión de realmente levantarme a esa hora.

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