viernes, 20 de julio de 2012

Jueves 19 de julio 2012

Mamá y papá se levantaron temprano porque hoy se iban de excursión en tren a Chartres. Salieron como a las ocho mientras yo seguía durmiendo plácidamente. A eso de las nueve me mandaron un mensaje de texto diciendo que habían perdido el tren porque miraron mal la hora; pero igual el pasaje les servía para los trenes siguientes, así que tomaron otro tren y listo.
Yo me levanté a las nueve y no entiendo cómo terminé saliendo a las once, qué hice en esas dos horas lo ignoro.
Fui caminando por la Rue du Theatre (que es la calle del departamento) hasta la Rue du Commerce que está llena de negocios en liquidación y por ahí hasta el Metro linea 8, combiné con la linea 5 y llegué al Parc de la Villete al mediodía.
Pedí un plano y pensaba recorrer el parque pero estaba nublado y ventoso y no me dieron ganas, así que entré en la Cité de la Musique y fui al Musée de la Musique. Me dieron una audioguía en inglés porque no hay en español, sólo en inglés o francés.
El museo tiene muchas muchas cosas para ver y escuchar; en la audioguía se pueden escuchar ejemplos de los instrumentos expuestos e información de los mismos, como por ejemplo sobre la Glass Harmonica:
          "Inventada por Benjamin Franklin hacia 1761, la Glass Harmonica fue muy popular a fines del siglo XVIII. Además de transcripciones hubo un repertorio propio para este instrumento, incluídas algunas piezas de Mozart. Desapareció hacia 1835 después de haber sido prohibida en varias ciudades de Alemania. Se la acusaba de causar desgracias como nacimientos prematuros, poner a los animales de mal humor y volver locos a los músicos. En realidad se cree que la pintura con plomo usada en el vidrio producía una intoxicación en el ejecutante." (La traducción es mía, sepan disculpar.)

Hay en el museo un montón de videos con fragmentos de obras, reportajes a músicos y estudiosos y algunos cuadros. También hay miniconciertos didácticos en los que un músico toca varios de los instrumentos del museo y luego responde preguntas, y había muchos niños curiosos haciendo preguntas.
Había también una exposición sobre Bob Dylan con cantidad de fotos, videos, libros para ojear, puestos de "guía de escucha" en donde se podían escuchar tres temas (Mr. Tambouirne Man, Blowing in the wind y I want you) mientras se veía la partitura, y había de cada tema: ficha técnica, un análisis morfológico superdetallado, comentarios de cada verso y queseyó qué más. También había discos, copias de periódicos y revistas, instrumentos, objetos y etc.
A la salida pasé por la librería y quería llevarme TODO, había demasiados discos y libros interesantes y todo tipo de souvernis.
Lo que más me gustó del Musée de la Musique: todo. En donde me detuve más tiempo: en las guitarras (no detallo para no aburrir a los no aficionados) y en la sección sobre música del siglo XX llamada "La aceleración de la historia".
Cuando salí del museo (como cinco horas más tarde) seguía nublado y ventoso y estaba cansada así que me tomé el Metro para volver. A la salida del Metro paseé un poco y volví al departamento con una porción de quiche de verdura y queso comprada en una panadería porque no había comido nada en todo el día y aunque no tenía hambre me pareció prudente comer algo.

Al rato llegaron mamá y papá e intercambiamos impresiones sobre lo vivido en el día.
A la noche fuimos a cenar a un restaurante chino acá cerca, y después de hacer el pedido la camarera nos preguntó si queríamos algún acompañamiento pero sólo podía ofrecernos fideos porque arroz NO HABÍA MÁS. ¿Dónde se ha visto que un restaurante oriental se quede sin arroz??? Sólo acá a la vuelta.
Cuando volvimos quisimos adquirir unas galletitas en la máquina expendedora que hay en el hall del edificio pero todas las monedas pasaban de largo así que el café de la noche lo tomamos solo.
Mañana vamos a Notre Dame.

1 comentario:

La Yoica dijo...

Y nosotros nos fuimos a Chartres, a ver la majestuosa y nunca bien ponderada Catedral de Notre Dame de Chartres y sus vitrales. Son hermosísimos y muchísimos, lástima que el día nublado y a veces con lluvia no les dejaba cumplir muy bien su función de iluminar el templo. Como a muchos edificios de este continente, la están restaurando así que hay una parte tapiada. Hay una imagen de la Virgen del Pilar (que no es la de Zaragoza) que suscita gran devoción, como para que siempre tenga muchas velas encendidas. En el piso de esta iglesia se conserva un laberinto, todo de adoquines, donde los peregrinos daban vueltas simbolizando su camino hacia Dios y las dificultades para encontrarlo.
Después de visitar el templo superior bajamos a la cripta donde se venera a Notre Dame de Sous Terr: una imagen subterránea centro de muchas peregrinaciones en la antigüedad. Allí participamos de la Misa que fue muy linda; aunque cantaron poquito lo hicieron muy bien.
Cuando salimos hacía mucho frío, buscamos la oficina de turismo donde nos marcaron el itinerario aconsejado. Visitamos el Centro Internacional del Vitral. Allí hay una escuela y también restauran los vitrales dañados de muchas iglesias. ¡Tienen trabajo para rato! En el subsuelo -que parece una enorme iglesia medieval- había una exposición de artistas alemanes. Me gustaron mucho todos.
Salimos, buscamos un lugar para almorzar y en el trayecto nos enamoramos de esa ciudad, antigua, limpia y tranquila. Hay muchos memoriales a víctimas de la 2a. guerra. A causa del frío, decidimos adelantar la vuelta pero como teníamos boletos "senior" nos cobraban un suplemento si volvíamos antes de las 18, así que dimos una vuelta más y tomamos un tren a las 18.34 que se atrasó un poquito.
A la noche fuimos a cenar a un restaurant oriental donde ¡se había acabado el arroz!