lunes, 14 de enero de 2013

Domingo 13 de enero de 2013

Me desperté a las 7.30, me bañé y salí a caminar pero volví casi enseguida para desayunar con mamá y papá. Después de la discusión familiar matutina decidimos ir para el lado de Mallín Ahogado, a la Cascada Escondida. No había nadie cuando llegamos. Ahí hay que pagar $6 para entrar si uno es mayor, pero los niños y jubilados no pagan. Llegamos hasta la cascada escondida por un senderito rodeado de árboles, rosas mosquetas, amancay, manzanilla, nalca y demás vegetación autóctona. Estuvimos un ratito ahí contemplando el salto de agua y continuamos el circuito hacia la salida. Cuando nos fuimos había como diez vehículos en el estacionamiento y seguían llegando.
Volvimos al centro y me dejaron en la Feria Artesanal mientras ellos iban a lo de Yoli que es una conocida de acá que querían saludar.
Los días oficiales de la feria son los martes, jueves y sábados, y los domingos son "libres"; los puesteros oficiales no están obligados a ir y puede ir cualquier artesano no autorizado los demás días a vender lo que hace, por eso había algunos que ayer no estaban y otros que no estaban hoy. Compré un títere de goma espuma que es un ciempiés o un gusano o una oruga. El vendedor me dio su tarjeta y me dijo que si necesitaba cualquier tipo de títere él me lo hacía y me lo mandaba a Buenos Aires, como si lo suyo fuera una ciencia única y allá no se consiguieran. Igual le dije "muchas gracias" cortesmente.
Más tarde nos encontramos todos en una estación de servicio y fuimos a almorzar al restaurante A Punto. Me dijeron que no encontraron a Yoli y que van a ir a verla más tarde. En A punto los platos son gigantescos y ninguno de los tres pudo terminar el suyo. Antes de entrar ahí papá estacionó el auto enfrente, en la puerta de otro restaurante porque había un poco de sombra en la calle, y salió una señora del restaurante que le gritó a una vecina "¡Yo creía que la sombra de mi nogal era para mis clientes pero viene cualquiera, estaciona y se van a otro lado!". Papá se rió y le dijo "No se preocupe que a la noche venimos" pero es mentira porque para la noche habían hecho una reserva en otro lado, para ir a cenar con Lucila que es otra amiga de ellos de acá.
A la tarde tomé unos mates con mamá y después ellos se fueron a lo de Yoli y a misa.
A las 21 nos encontrábamos en el restaurante Pasiones Argentinas pero ellos llegaron un poco más tarde. La comida estuvo bien pero la atención dejaba mucho que desear. A los veinte minutos de haber pedido la cuenta vino un mozo con un vuelto y papá le dijo que si quería se lo llevaba pero que no le correspondía. Al final vino un mozo con la factura que detallaba todo lo que habíamos consumido de la siguiente manera: "4 cenas".
Cuando salimos buscamos algún bar para tomar un café pero todos los restaurantes estaban llenos llenos de gente y no encontramos ningún lugar lindo abierto. Compramos agua y volvimos al hotel a dormir.

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