lunes, 7 de enero de 2013

Lunes 7 de enero de 2013

Anoche pedí servicio a la habitación: salmón con vegetales grillados y una selección de frutas (que traía melón, piña y sandía).
Hoy me llamaron a las 8:00, me bañé, me vestí, me sequé el pelo y a las 9:00 fuimos a desayunar. Había poca gente desayunando. Después mamá pidió agua caliente para tomar mate en el camino, pero al final nunca tomamos mate.
Cuando hicimos el check-out y pagamos, papá le comentó a la empleada que teníamos pensado ir a Puerto Montt y pasar por Puerto Varas en donde hay otro hotel de esta cadena y la empleada recomendó fervientemente que nos quedáramos en Puerto Varas, que es más seguro, que en Puerto Montt hay mucha delincuencia.
Sin prestarle atención a sus advertencias, salimos a eso de las once con la firme intención de quedarnos en Puerto Montt. En el camino hubo discusiones varias con respecto a dónde cargar nafta, dónde comprar agua, dónde parar para ir al baño, dónde doblar, qué camino seguir, etc.
Paramos a tomar un cafecito en  una estación de servicio y compré el diario El Mercurio por $500 y pregunté cuánto costaba un CD doble de Roberto Carlos para poder escuchar algo en el auto porque nadie trajo música y ahí había a la venta unos CDs de Arjona o de Ricky Martin o del Grupo Aventura... el de Roberto Carlos era el mejorcito, pero salía $8.900 y me pareció excesivo así que nos conformamos con la radio.
Compré el diario para enterarnos cómo evolucionan los conflictos en La Araucanía entre los mapuches y los huincas, hubo "atentados terroristas", muertes, incendios, detenciones, golpizas, hay bastante jaleo. Por este asunto hay unos semipiquetes de camioneros sobre la autopista, proque aducen que los mapuches los hostigan y ellos van con carteles que dicen "los camioneros sólo queremos trabajar".
Pasamos por Puerto Varas, dimos una vuelta en el auto por ahí y tomamos un camino alternativo a Puerto Montt que daba vueltas y rodeos. Al fin llegamos y nos hospedamos en el Holiday Inn Express, en las habitaciones 914 y 916, ambas con vista al mar.
Nos emprolijamos un poco y salimos a comer algo, a eso de las cuatro de la tarde. En Rhenania tomamos una merienda y mamá quiso comprar unas galletitas que había en exposición en una cajita muy linda pero se las daban en un cosito así nomás de plástico porque la cajita "es de adorno", y entonces no compró nada.
Después papá se fue a descansar al hotel y mamá y yo dimos un paseo por el centro, y al volver entramos al hotel por una de las entradas del mall y bueno, tuvimos que comprar algo de ropa. Mamá subió a su habitación y yo fui al supermercado a comprar café molido para hacer café en la habitación, porque hay unas cafeteritas. Al llegar a la habitación quise usar la cafetera pero caí en la cuenta de que necesitaba filtros... entonces llamé a mamita y le dije que qué hacía, y me respondió que seguro acá en el bar del hotel (ubicado en el piso 11 al igual que la recepción) seguro vendían, porque en la cafetera hay un cartelito que dice que ahí venden café. La cuestión es que venden el café en bolsitas que no necesitan filtro, y no sólo no venden filtros sino que a juzgar por la cara de la empleada ni siquiera saben qué son. Igual, ahí las 24 horas hay café de cortesía, y manzanas y croissants o algo así, también de cortesía. Tomamos un cafecito y volvimos a las habitaciones.
Más tarde salimos a dar vueltas por el mall con papá y vi un libro que  me quiero comprar: El libro gordo de 31 minutos, a $12.000. En el super compramos agua y volvimos a la habitación, pedimos comida al Club de Yates que queda enfrente del hotel y la trajeron a la habitación, cenamos y subimos al bar a tomar un cafecito los tres, y me quedé acá sentada escribiendo esto en una de las PCs que hay a disposición de los huéspedes.

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