jueves, 10 de enero de 2013

Miércoles 9 de enero de 2013

Nos levantamos y fuimos a desayunar a las 8:30. Antes de poder irnos tuve que esperar que ellos dieran vueltas y vueltas porque no habían terminado de ordenar sus cositas y daban vueltas en círculos preguntándose el uno al otro que dónde guardaban esto y que dónde habían guardado aquello y se ponían nerviosos. Hicimos el check out y salimos.
Por supuesto que no salimos directamente a la ruta 5, tuvimos que dar vueltas e incuso preguntar para dónnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnde es la ruta 5. Llegamos a Pargua como a las 11:15 y esperamos unos minutos en la cola para tomar el transbordador a la isla de Chiloé. El viaje dura unos treinta minutos. Llegamos a Chacao y seguimos por la ruta 5 a Ancud. Paramos en el puesto de información turística pro creo que acá en esos puestos piden información ya que mapas no tienen, de hoteles no saben y no nos informaron absolutamente nada. Había folletos, eso sí. Mamá agarró uno e cada uno y elegimos el Hotel Boutique Faros del Sur que se veía hermoso en las fotos. La señora que nos atendió dijo que había habitación pero si queríamos quedarnos dos noches teníamos que cambiar de habitación. Quisimos ver las habitaciones y mamá y papá pusieron su famosa cara de "qué lugar horrible indigno de nosotros" y le dijeron a la señora: "Después volvemos, eh".
Dimos vueltas por ahí y encontramos un restaurante que se llama La Pincoya y paramos ahí a almorzar. La Pincoya es uno de los seres de la mitología chilota, es la reina de los mares y la responsable de que haya o no buena pesca, depende si baila mirando al mar o mirando a la playa, mientras canta su marido el Pincoy. Comimos abundantemente y nos fuimos a sacar unas fotos en el Fuerte San Antonio en donde hay dos cañones oxidados, un galponcito y un cartel explicativo. Como no nos gustó mucho Ancud nos fuimos directamente para Castro, que es la capital de Chiloé, por la ruta 5. Del viaje no les puedo contar nada porque mayormente dormí.
En Castro dimos vueltas y pasamos por la plaza y vimos la iglesia... la última vez que estuvimos por acá, en el 2007, estaba pintada de marrón claro o beige creo. Esta vez se ve que quisieron darle un toque más alegre y la pintaron de amarillo patito con los techos lilas y detalles en fucsia. Parece un castillito en donde se festejan fiestas infantiles. Esta es una de las dieciséis iglesias de Chiloé declaradas patrimonio de la humanidad por la Unesco en el 2000. En el viaje anterior las visitamos a casi todas.
Dimos un par de vueltitas más y preguntamos dónde estaba el hotel Unicornio Azul, y antes de llegar dimos más vueltas porque no entendimos la explicación. Ahí en ese hotel no había habitaciones y nos derivaron  la Hostería de Castro en donde nos dijeron que sólo quedan habitaciones chicas pero nos quedamos igual. Mi habitación tiene una hermosa vista al mar. La de ellos esta del otro lado y creo que tiene vista al gallinero del hotel o a algún lugar así.
Papá se quedó descansando en el hotel y con mamá salimos a caminar. Entramos como en cuatro farmacias porque yo buscaba una balanza pero se ve que acá la gente no se pesa. Fuimos al Museo municipal que cuenta un poco de la historia de Chiloé con fotos, dioramas y objetos varios. Ahí hay dos siluetas de persona con un cartel que dice "Compare su estatura con la de los chonos" que eran unos indios petisos que abundaban por acá. Ahí en el museo vi un libro titulado "Relación dialógica para el abordaje de la pertinencia en la enseñanza de las artes musicales: un enfoque etnográfico" de Pablo Yañez Delgado y con semejante título quise verlo. El señor que nos vigilaba abrió la vitrina y me lo dio, y me dijo que el otro libro que había ahí y que parecía una biblia (según el, para mi nomás era un mamotreto) lo había escrito él.  El que ojeé costaba $10.000 y no lo compré.
Dimos unas vueltas más por el centro y entré en una disquería a ver si encontraba música chilota pero revolviendo no encontré nada y cuando le pregunté a la señora que atendía me trajo una torre de CDs y elegí y compré tres. Pasamos por la librería Anay en donde vi dos libros de Anne Chapman y quería los dos pero salen $20.200 cada uno y son muy pesados (tengo que tener en cuenta el peso de las cosas, igual creo que ya voy a tener que pagar multa por exceso de equipaje), así que compré sólo uno: Hain, que viene con un CD con algunos de lo cantos utilizados en esa ceremonia, y el otro libro (Fin de un mundo) lo dejé para comprar en la próxima visita.
Volvimos al hotel, tomamos mate, comí una manzana verde que la verdad no sé de dónde salió y después fuimos a ver si encontrábamos un lugar digno de nosotros para cenar. Al lado del hotel hay un local de comida china pero como no vimos ningún chino atendiendo o cocinando nos dio desconfianza y seguimos de largo. Pasamos por varios lugares y entramos en La brújula del cuerpo, que está al lado del cuerpo de bomberos y está todo ambientado con utilería bomberil: escaleras rojas, fotos de bomberos y cosas así. Pedimos comida como para cinco personas porque el mozo no nos avisó que los platos eran gigantes. Mamá estaba preocupada porque hace unos días empezó a ver una serie que se llama "Pablo Escobar, el patrón del mal" y no iba a llegar a ver el capítulo del día.
Volvimos al hotel y a dormir. No se sabe qué vamos a hacer mañana.

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